lunes, 23 de junio de 2008

EL REAL GABINETE DE HISTORIA NATURAL DE MADRID


Carolus III Rex 
Naturam et Artem Sub uno Tecto 
in publicam utilitatem consociavit.
Annus MDCCLXXIV

Con esta inscripción sobre la puerta del Palacio Goyeneche quedaba inaugurado el Real Gabinete de Historia Natural y la nueva sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Las primeras décadas de vida de la institución fueron felices viéndose incrementadas sus colecciones de una forma espectacular a la vez que realizando una actividad científica importante. La guerra de la Independencia y la dejadez institucional durante la mayor parte de los siglos XIX y XX hicieron languidecer una institución que a los pocos años de su fundación ya era considerada de las más importantes de Europa, desgraciadamente entrados en un nuevo siglo parece que la situación no vaya a cambiar aunque deseamos que los anunciados proyectos renovadores pongan por fin al Museo en el lugar en el que por su importancia debería estar.

Una vez verificada la compra de la colección Dávila, Carlos III ordenó que se expidieran órdenes a todos los Intendentes de las provincias de la Península y a los Virreyes de las colonias, interesando de un modo particular al clero, para que contribuyesen al aumento y esplendor del naciente Gabinete. A partir de entonces la llegada de curiosidades fue continua, desde meteoritos a mesas de lava, el Tesoro del Delfín, pinturas enconchadas y multitud de objetos procedentes de las colonias de América y Asia, incluyendo las piezas de la primera excavación arqueológica científica de América, la realizada en 1787 por Antonio del Río en las ruinas de Palenque en México.

Nos encontramos también con piezas etnográficas chinas traídas por la fragata Juno en 1780, piezas procedentes de los indios nutra de América del Norte y un espectacular conjunto de capas de plumas procedentes de Oceanía obtenidas como botín de guerra tras capturar una fragata inglesa en 1789. Es de destacar también la presencia de un importante lienzo representando un oso hormiguero, realizado del natural por un alumno de Mengs ante el ejemplar regalado a Carlos III en 1785, el elefante asiático muerto en 1788 y del que se exponía tanto su esqueleto como su piel montada, o la gran colección de dibujos y grabados de animales adquiridos en 1785 de la subasta del naturalista holandés Le Franc Berkheij.

Estaba el museo organizado en varias salas de la planta principal: una para minerales, otra para piedras preciosas, otras tres para mamíferos y aves, insectos y peces y moluscos y fósiles, otra sala para maderas y semillas, una para trajes y adornos nacionales y extranjeros y finalmente otra para vasos preciosos, camafeos, ágatas y otros primores de la Naturaleza y del Arte.

Así dispuestas y ordenadas las colecciones, el museo abrió sus puertas el 4 de noviembre de 1776. En 1785 la colección del museo era tal que se decide proyectar un nuevo edificio, para ello se encargan trazas al arquitecto real Juan de Villanueva que proyectará el edificio que acabará albergando el museo de pinturas, el actual Museo del Prado.

La actividad científica comienza en 1784 con la publicación del Tomo I de la
colección de animales y monstruos del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid realizado por Juan Bautista Brú, a la que seguirá el segundo tomo en 1786 y la publicación de los Anales de Historia Natural a partir de 1799. También comenzaron las clases de Historia Natural en el Museo y los intercambios con otros museos europeos. Pero fue sobre todo el montaje por Brú en 1793 del esqueleto de un megaterio encontrado en Argentina en 1788 el que dio notoriedad al Gabinete, ya que fue la primera reconstrucción de una vertebrado fósil en el mundo. Los dibujos y láminas realizados por Brú llegaron al conocimiento del gran naturalista y padre de la anatomía comparada Georges Cuvier que publicó sus estudios sobre este ejemplar en 1796.

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